24 de junio de 2009

¿BROTES VERDES...? No hay más ciego que el que no quiere ver

El Banco de España acaba de publicar las cuentas financieras de la economía española en el año 2008. En el sector “resto del mundo”, pueden observarse los pasivos financieros brutos de la economía española frente al exterior. La cuantía de las deudas a las que debe responder España, se elevaban a 2,2 billones de euros, en 2008. Es decir, algo más del doble del PIB (los pasivos netos, esto es, descontando los activos españoles en el exterior ascendían a 827.000 millones de euros).

Es el simple reflejo de nuestra participación en la orgía financiera pasada y del enorme déficit de la balanza de pagos (en términos absolutos, somos el segundo mayor del mundo, con gran diferencia sobre los demás, después del de Estados Unidos, y en términos relativos representó el 9,5 ciento del PIB en el 2008).


De los citados 2,2 billones de pasivos financieros, 1,2 millones son de las instituciones financieras. Este dato arroja bastante luz sobre su comportamiento y las restricciones del crédito. La mayor preocupación de las entidades de crédito (fundamentalemente bancos y cajas de ahorro), es poder hacer frente a sus pasivos, afrontar sus pagos y evitar cualquier sospecha sobre su solvencia.

Estos datos, al margen de cualquier otro, y en el marco de la actual crisis financiera internacional, ponen a España al borde de la bancarrota. Con independencia de los peligros que acechan al sistema financiero internacional, la crisis ya ha significado una pérdida de la confianza de todos sobre todos. Los canales de financiación se han necrosado y los mercados se encuentran paralizados. Por tanto, son más que razonables las sospechas sobre la viabilidad de muchas entidades de crédito. Estas condiciones de anormalidad tardarán, en cualquier caso, mucho tiempo en desaparecer, debido al endeudamiento extremo de la economía española.

Cualquiera que sea la evolución de los acontecimientos económicos y financieros foráneos, España estará en el ojo del huracán en los próximos años. De hecho, se están pagando primas de riesgo en los mercados internacionales y las agencias de calificación han rebajado el rating de buena parte de las entidades de crédito españolas.


Hacer frente a los pagos de la deuda exterior, y su posterior refinanciación, será una ardua tarea. ¿De qué recursos dispondremos para destinarlos al crédito interno? Crédito interno cuya normalización es imposible que pueda producirse. Mientras tanto, continuará la destrucción de tejido productivo y el crecimiento del paro. Es más rápido y sencillo demoler que construir.

A todo ello se debe agregar la degradación, vía incremento de la morosidad del balance del sistema financiero (debido al desmesurado volumen de préstamos concedidos a compradores y promotores) y al menor valor de los activos. Además, y a pesar del hundimiento económico, la balanza de pagos sigue arrojando un enorme déficit (con la consiguiente necesidad de financiación exterior). El gasto público ha aumentado y el déficit público se ha disparado a niveles insólitos, cuya financiación también obliga al Estado a competir en los mercados internos e internacionales.

Por todo ello ¿cuales son las razones que invitan a ver un suelo en el deterioro de la situación actual? ¿Por qué cabe esperar una mínima recuperación económica?


La economía no es cuestión de confianza. Los números son tozudos y las deudas hay que pagarlas.


El señor Rodriguez Zapatero va a tener que lidiar sí o sí, con más paro. Con el incremento de impuestos directos e indirectos. Disminución del gasto público. Facilitando a los empresarios la viabilidad de sus empresas con la inevitable reforma laboral (mimoración de la cuota empresarial a la Seguridad Social, de las subidas salariales y del coste por despido). El empleo, le guste o no a los sindicatos, lo crean los empresarios. Y las empresas tienen que ser, por definición, competitivas. Si no lo eres, otras de fuera vendrán que te expulsarán del mercado. ¿Cambio del modelo productivo? Ja, ja, ja. ¿I+D+I? Sí, se logra en dos días y con un índice de fracaso escolar parecido al de Somalia.... ¿que I+D+I podemos esperar?

Los españoles deben saber que nos espera un ajuste de varios años, largo y doloroso. Sus pisos valdrán entre un 30 y un 40 por ciento menos y El IBEX 35 no volverá a ver sus máximos en mucho tiempo.

Como recientemente ha dicho el Sr Trichet en su visita a España. "Estamos navegando en aguas desconocidas". Sí, y además de desconocidas, yo añadiría: enfangadas, contaminadas y putrefactas.


Finito de Aldeatejada -A la sazón novillero-



3 comentarios:

Femme fatale dijo...

Finito, se explica usted como un libro abierto. Aquí estoy cantando desesperada el "Ay quién maneja mi barca que a la deriva me lleva". Eso sí, con una mascarilla que he reciclado de cuando la histeria colectiva de la gripe porcina, previa aplicación de dos torundas de algodón empapadas con vicks vaporub en mis orificios nasales porque es cierto que el olor es insoportable.

Dardo dijo...

Finito. No se puede decir más claro. Sin duda se avecinan subidas significativas de impuestos porque difícilmente se van a obtener más recursos a través del instrumento de la deuda pública. Recortes en el gasto también; ya se están viendo aunque algunas dávidas políticas recientes hacen otra fotografía de la cuestión. En el ámbito de la Admond. Civil del Estado (Ministerios y demás Entes) se están recortando algunas partidas y programas. El ajuste va a tener que ser a la fuerza muy duro: con bajadas salariales porque digo yo que si están bajando los precios de los productos inevitablemente esto habrá de trasladarse.

Corríjame si me equivoco desde mi afición a la economía; creo en esta secuencia: endeudamiento público en varios ejercicios presupuestarios (defícits prolongaods en el tiempo), subida de impuestos, a la larga inflación, destrucción acelerada del empleo y mayor intervencionismo. ¿Podremos salir de este círculo vicioso?.

Saludos.

Anónimo dijo...

Pues tiene ud razón Finito