27 de noviembre de 2005

LOS "THINK TANK" -IV-


Regresaba feliz hacia mi casa cuando me encontré con una amiga -ya me hubiera gustado a mí que fuera más que amiga- que dedica parte de su tiempo a la política. Muy atractiva, de izquierdas y, por tanto, cultísima.

Besos, parabienes, ¿qué tal todo? etcétera. Le comente: tú que eres doctora en medicina, filóloga y una mujer de hoy ¿me podrías confirmar una cosa?.

¡Como no, dime! –respondió muy ufana-. ¿think tank es un insulto en inglés?. Me miro fijamente a los ojos. Sus ojos azules me traladaron y me dijo ¿me estás tomando el pelo, verdad? ¿es que el Derecho te ha atrofiado las entendederas o qué te pasa?-... Cariacontecido dí media vuelta. Vaya, que tampoco era un insulto made in England.


Decidí firmemente que no volvía a quedar en ridículo. Cualquier remota posibilidad de éxito con aquella mujer ya resultaría vana per saecula seculorum. Lo del think tank se había convertido en una cuestión de orgullo y señores, a renglón seguido les presento, humildemente, la solución...

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